domingo, 25 de febrero de 2018

Memento

Memento
                                             

Te miraba a través de la botella,
con tu sonrisa azul de chico azul
pasadas ya las doce, con tu cuello
manchado ya del rojo pintalabios
barato de la puta más barata,
la que suele llevar perlas con forma
de huevo -chica C&A, ya sabes-.
Las lágrimas del humo del tabaco
borraban el aroma a caramelos
de tu piel, la loción que sólo usas
cuando sales de caza. Tu canción
es la suya, ven y baila conmigo.
Le enseñaste los pies con gesto seco,
te giraste hacia mí, me sonreíste.

El resto lo conoces de memoria.

Diego Román Martínez

domingo, 8 de octubre de 2017

79

79

Cuando era niña pude ir a la escuela
una vez recogida la aceituna,
pero no pudo ser por mucho tiempo,
porque estaban la tienda, las gallinas,
la tabla de lavar y la matanza.
Los años que le llevo a la mayor
son exactos testigos de la edad
de la preñez de niña que madura
al compás del deseo del obrero,
que acabó siendo el padre de los cinco.
Apenas sé leer. Mi nieto escribe,
y le quita importancia a mis elogios,
y lo hace de verdad, yo se lo veo,
me dice que el saber se mide sólo
en trozos de jabón del hecho en casa,
en arroz que triplica su tamaño
sin pasarse. Mi nieto nació triste
y tiene esa tristeza en la mirada
tan triste como el galgo de mi padre.
Y me coge las manos, que son huesos,
y me dice que pronto, en pocos días,
haremos chocolate y picatostes.
Lo dice de verdad, y yo me callo,
pero los dos sabemos
que la palabra siempre

se termina gastando por el uso.

domingo, 19 de mayo de 2013

A media voz



     Internet también es reflejo del paso de los años. Este blog, por ejemplo, data de marzo de 2008, cuando yo me hacía llamar Democos por razones que ahora no vienen al caso. Desde ese año, esta humilde paginita ha recibido la extrema unción en muchas ocasiones.

     Al menos una década antes, cuando aún estaba en el instituto (ese sitio cerrado y seguro en que me cuidaban unos profesores que se daban cuenta muy pronto de que algo le pasaba a aquel chico frágil), descubrí A media voz. En esa época yo no sabía nada de literatura más allá del siglo XVII, y mucho menos de poesía, ese vicio inconfesable, esa otra tara del niño raro.

     Hoy he estado durmiendo prácticamente todo el día. Ayer se celebraba la final de Eurovisión, pero también estuve en la cama. No soy un gran eurofán ni nada que se le parezca, pero suelo verlo. El problema es que también suelo faltar a las fiestas y los fines de semana se me hacen tremendamente duros últimamente.

     Buscaba hoy un poema triste que coronara este fin de semana triste, pero no ha hecho falta elegir. En la página principal aparece una nota sobre el fallecimiento de Graciela Henao Londoño, la tímida Grace de la que no sabía nada. Hasta hoy.